Las trampas son para el VAR: A propósito de las simulaciones

20 abril, 2021
VAR trampas engaño

Se habla mucho del fair play en la práctica del deporte. Esta cuestión tiene que ver con las malas acciones en el terreno de juego, pero también con las intenciones de engaño de algunos jugadores hacia el árbitro, pues ambas tienen la finalidad de perjudicar al rival, unas directa y otras indirectamente.

Desde que no hay público en los campos de fútbol, tenemos la posibilidad de ver y escuchar los golpes y gritos de dolor, quejas y comentarios de los jugadores e incluso los diálogos de los árbitros con unos y otros. Y también la oportunidad de comprobar la veracidad de acciones de supuestos impactos y golpes entre jugadores que en el pasado pasaban más inadvertidas. En concreto, nos referimos a las acciones de engaño premeditado de algunos jugadores con el objetivo que el árbitro (1) sancione un contacto inexistente en un lance del juego por la pugna del balón; o (2) incremente la sanción en un contacto existente como algo intencionado para dañar o que pueda ser catalogado como agresión.

De entrada, estas trampas provocan conflictos entre los jugadores y entre entrenadores, pues se entablan discusiones fuertes y acaloradas, y el enfado de unos y otros sobre el terreno va aumentando. Lamentablemente, estos engaños se han vuelto un recurso general y premeditado en circunstancias concretas del encuentro.

Estas trampas no forman parte de la práctica del deporte, del fútbol, del juego, de las ganas de jugar y de lo que los espectadores quieren ver en un partido de futbol. Las trampas no deben formar parte de la competición, pues no todo vale para ganar.

Estos engaños tienen un impacto negativo en el futbol formativo. Niños y jóvenes reproducen estas trampas en sus competiciones, simulando a sus ídolos o, peor aún, siguiendo las malas instrucciones de algunos entrenadores que anteponen los resultados a la formación. El engaño es tan dañino que, si no se ataja a tiempo y se les invita a desaparecer, se convierte en la norma y se instala en la forma de comportarse de los deportistas y las personas en sociedad.

El engaño sale gratis

¿Y ahora qué se puede hacer? Como estas situaciones son difíciles de constatar y juzgar por parte del árbitro, ya se prevé la entrada del VAR en estos casos bajo la sospecha de una posible agresión. Pero, ¿qué ocurre cuando se finge el contacto, se provoca el enfado y la discusión entre jugadores y se duda de la eficacia del árbitro porque (1) éste ha sancionado la jugada como falta y con tarjeta cuando no lo es; o (2) no ha hecho nada de esto? Creemos que el VAR puede y debería actuar también estos casos, pues los engaños y simulaciones son contrarias al fair play y al normal desarrollo de la competición y algunas decisiones que pudieran adoptarse por parte de los árbitros podrían condicionar el resultado de un partido.

Con nuestra propuesta de la entrada del VAR para verificar estas supuestas trampas no estamos diciendo que todas las situaciones de engaño sean revisadas, pero hay muchas que se ven cada semana que claman al cielo. Imágenes en las cuales los árbitros son engañados por algunos jugadores, en los que se produce una adulteración del resultado del encuentro y se afecta negativamente la práctica del futbol, pues se da cabida a este tipo de comportamientos que no encuentran sanción. Cada semana se ven imágenes como éstas y lamentablemente el tramposo sale impune y, en algún caso, incluso con premio. La constatación de esta realidad va calando y medios de comunicación ya han publicado sus propios rankings de jugadores “piscineros”, algunos de ellos muy reconocidos por su calidad técnica, a la que suman una capacidad teatral fuera de lo común.

En este sentido, se ha manifestado el ex árbitro internacional Iturralde González: «La simulación sale gratis. Como los jugadores seguirán dejándose caer, los árbitros deberían erradicar el engaño». Iturralde afirma que cuando un jugador simula y exagera un contacto dejándose caer, al que engaña es a un compañero de profesión. El árbitro se equivocará al pitar, pero el verdadero engañado es un compañero. Y la pregunta que se hace es, si el sindicato de futbolistas (AFE) no debería articular algún mecanismo para que entre sus afiliados no se engañen entre sí.

El ex colegiado bilbaíno también ha manifestado su disconformidad con la teoría de que el VAR ha terminado con las simulaciones, teniendo en cuenta que el número de amonestaciones por este motivo ha disminuido notablemente; la realidad es que no se pitan muchas de las simulaciones que se producen. Pone como ejemplo las declaraciones del entrenador del Éibar, Mendilibar, quejándose de que el árbitro le había advertido que sus jugadores se estaban tirando al suelo después de marcar el gol que les daba ventaja en el marcador; pero en el acta del partido no se había reflejado ninguna amonestación a jugadores por simular lesiones.

El VAR al servicio del far play

No debemos olvidar el papel necesario de los árbitros para erradicar estas trampas, pues en el apartado de conductas antideportivas de la Regla del Juego número XII se tipifica como actuación punible la de fingir una lesión o aparentar haber sido objeto de una infracción (simulación). Por tanto, el árbitro que está en el terreno de juego, y, en especial, el que se encuentre en la sala VOR (Video Operation Room), deberían hacer lo posible para que se aplique la normativa existente en este sentido, aunque para ello fuera necesario ampliar los supuestos de actuación del VAR por parte de los organismos competentes.

Recordemos que FIFA considera en el artículo 12.g) de su Código Disciplinario, con relación a las conductas incorrectas de los jugadores, que serán sancionados, al menos con dos partidos o durante un periodo determinado, aquellos jugadores que tengan la intención clara de provocar que un árbitro tome una decisión incorrecta, o por reafirmarlo en un error de juicio, provocando así que tome una decisión incorrecta. Teniendo en cuenta que la normativa de aplicación es lo suficientemente clara, sólo falta poner la tecnología al servicio de árbitros y, en su caso, de los comités de competición y disciplina deportiva, mediante una herramienta tan potente y disuasoria como es el VAR.

En el caso de las competiciones estatales, el Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol dedica un artículo (124) a las simulaciones: «El jugador que induzca maliciosamente al árbitro a error o confusión, simulando haber sido objeto de falta o a través de cualquier otro medio o actitud, será sancionado con amonestación y multa de hasta 602 euros». Nos preguntamos si la sanción establecida en este artículo 124 se adecúa a los perjuicios que puede ocasionar una trampa o simulación que influya en el resultado del encuentro y/o de la competición, sobre todo si comparamos con la regulación más contundente establecida por FIFA en su Código Disciplinario.

Por último, podemos pronosticar que la entrada del VAR frente a estos engaños y trampas, reduciría considerablemente su aparición y existencia, pues aquellos entrenadores y jugadores que las utilicen dejarían, tarde o temprano, de practicarlas. De entrada, se continuarían fingiendo debido a la inercia de estos años, pero, poco a poco, mediante su control y posible sanción, irían desapareciendo. Y con esto, los jóvenes futbolistas a nivel formativo, ya no reproducirían estas prácticas, evitaríamos tensiones innecesarias entre los jugadores y conflictos manifiestos y latentes entre clubes, a la vez que daríamos un empujón muy grande al fair play.

(Visited 54 times, 1 visits today)
Autores / Autoras
Politólogo y conflictólogo. Profesor programa de Gestión y Solución de Conflictos (conflictología) de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC. Director del Postgrado de Resolución de Conflictos Públicos y Mediación Comunitaria de la UdG (Fundación UdG). Autor de diferentes investigaciones en Cataluña y de libros sobre la resolución y gestión de conflictos públicos, sociales y deportivos. Galardonado con el Premio Civismo 2014 y 2015 de la Generalidad de Cataluña en la modalidad de ensayo y del Premios Ammi 2010 al mejor premio estatal de mediación por el proyecto "Mediación nocturna y Gestión de conflictos en el ocio nocturno".
Mediador. Subdirector de Iusport. Secretario general de la Asociación Española de Derecho Deportivo. Responsable del área de mediación de la Federación Catalana de Fútbol (FCF). Profesor colaborador de la UOC.
Comentarios
Deja un comentario