Diana Maritza Borja Buitrago: «El urbanismo es tan potente que, de manera ética y responsable, puede contribuir a hacer ciudades más justas e igualitarias»

1 febrero, 2021
atrato y quibdó urbanismo

El modelo de ciudad con un urbanismo prioritario que propone Diana Maritza Borja en su trabajo final del máster universitario de Ciudad y Urbanismo de la UOC Bases para la construcción de un urbanismo prioritario para la reducción de pobreza y desigualdad social en Quibdó, Colombia. Propuesta de plan de indicadores y líneas estratégicas de desarrollo urbano— propone mejorar la calidad de vida de las ciudades mediante la oferta de servicios públicos y sociales, ofreciendo oportunidades de desarrollo y acceso a actividades deportivas, culturales, de entretenimiento y de convivencia comunitaria, que son fundamentales para el equilibrio físico y psicológico de la población vulnerable.

  • Cuéntanos un poco de tu trayectoria profesional y cómo escogiste la UOC.

Soy arquitecta colombiana con una especialización en Diseño Urbano. Tengo ocho años de experiencia laboral, de los cuales cuatro han sido en urbanismo y diseño urbano, y, dado mi interés particular por todo lo concerniente a la planificación, la gestión y el diseño de ciudades, decidí buscar un máster que me permitiera seguir ampliando mis conocimientos en esta temática, pero desde una visión interdisciplinaria. El máster universitario de Ciudad y Urbanismo de la UOC me ofrecía todo lo que estaba buscando, ya que aborda el estudio de las ciudades desde distintas visiones, que van desde lo ambiental, político y económico hasta lo social. Esta fue una de las características que más me llamó la atención de este programa.

  • ¿Crees que desde las ciudades y el urbanismo se puede construir un país más equitativo? ¿Por qué?

¡Por supuesto que sí! De hecho, esta es una de las razones principales por las que me he embarcado en el estudio de las ciudades. El urbanismo es un instrumento tan potente que puede contribuir a hacer ciudades más justas e igualitarias, siempre y cuando se proyecte de manera ética y responsable. El urbanismo puede transformar realidades; convertir ideales o imaginarios sociales en proyectos tangibles que respondan a necesidades concretas; hacer converger ricos y pobres en un mismo lugar; hacer que las personas más invisibilizadas se sientan parte de una comunidad; devolver el sentido de pertenencia hacia un lugar o barrio, y generar bienes comunes para una vida digna y justa sin que importe la condición social. El urbanismo tiene la capacidad de lograr —si se hace de manera adecuada, lo reitero— el pleno desarrollo de una comunidad. Sin lugar a dudas, esta es la clave para lograr ciudades más equitativas en cualquier contexto.

  • ¿De dónde surge la idea de tu trabajo final de máster (TFM)?

Surgió de mi interés por contribuir a solucionar las grandes problemáticas de mi país: la desigualdad social y urbana entre ciudades, la pobreza extrema en muchas de las ciudades colombianas, y la carencia de planteamientos urbanos que tengan como premisa la consecución de ciudades más humanas, resilientes y sostenibles. Para mí, no es concebible que en pleno siglo XXI aún tengamos ciudades que, por ejemplo, no cuenten con un nivel aceptable de servicios públicos, como el alcantarillado o el agua potable. Esta realidad me toca muy de cerca, porque lo que yo deseo como arquitecta urbanista es precisamente contribuir al desarrollo de mi país. De allí mi interés por estudiar estas problemáticas más en profundidad para plantear soluciones que en un futuro puedan hacerse tangibles.    

  • ¿De qué trata el nuevo modelo de ciudad con un «urbanismo prioritario» que propones en tu investigación? ¿Cómo mejora la calidad de vida de las personas?

Este nuevo modelo tiene por finalidad construir un nuevo paradigma para la formulación de transformaciones urbanas dirigidas a superar la pobreza, que logren dar cuenta de la multidimensionalidad y la complejidad de este fenómeno y disminuyan así sus impactos. El enfoque principal del urbanismo prioritario es dignificar al ser humano; ponerlo en el centro de las transformaciones urbanas; garantizar actuaciones multidimensionales que incluyan aspectos económicos, sociales y humanos, y forjar una red de protección social capaz de disminuir la pobreza extrema a través del fomento de la participación y el protagonismo de la población más invisibilizada. 

Este modelo mejora la calidad de vida de las ciudades mediante la oferta de servicios públicos y sociales, y ofrece oportunidades de desarrollo y acceso a actividades deportivas, culturales, de entretenimiento y de convivencia comunitaria, que son fundamentales para el equilibrio físico y psicológico de la población vulnerable. Además, genera un patrón de crecimiento y cambio estructural que, a su vez, crea empleo productivo, mejora los ingresos de la población y contribuye a su bienestar general. Asimismo, incluye una alta inversión en infraestructura física y social, en capacitación y en investigación para mejorar las capacidades, la productividad y la calidad de vida de la población en condición de pobreza.

  • ¿En qué se diferencian los indicadores y la medición que propones en el TFM de otros indicadores que han establecido anteriormente otras entidades? ¿Por qué estos no han sido tan efectivos?

Esta investigación trató de generar una crítica a los urbanismos globales que han surgido en los últimos años, pues estas formas de urbanismo global, creadas principalmente por agencias internacionales (ONU, Banco Mundial, CEPAL, etc.), están influenciando las políticas y las formas urbanas alrededor del mundo a través de una serie de fórmulas y mediciones universales que se aplican a cualquier entorno, independientemente del contexto o de la morfología urbana. Pero, ¿qué tan idóneo es medir con una misma metodología ciudades tan diferentes como, por ejemplo, Bogotá y Quibdó? La respuesta es clara: no es pertinente medir con los mismos indicadores estas dos ciudades, que tienen muy poco o nada en común. Por eso se construyó lo que se denominó «la ruta hacia la prosperidad urbana en Quibdó», en la que se establecieron cinco lineamientos de medición, de los cuales surgieron 15 dimensiones y 53 indicadores urbanos que fueron posteriormente objeto de aplicación y análisis para determinar en qué estado se encontraba Quibdó.

Cada uno de los indicadores escogidos se relaciona directamente con la problemática de la pobreza y la desigualdad social, y tiene por única finalidad identificar qué tan cerca o lejos se está de alcanzar los preceptos del urbanismo prioritario. De este modo, se pretende generar una priorización de acciones que guiarán el proceso de desarrollo urbano de la ciudad una vez aplicados estos indicadores.

  • A partir de esta investigación, ¿qué acciones se deberían llevar a cabo o implementar para el desarrollo de ciudades como Quibdó?

Son muchas las acciones que se deben implementar en ciudades como Quibdó, pero algunas de las más relevantes son, por ejemplo, la generación de diversos modelos de vivienda con características diferentes que se adecuen a las necesidades de la diversidad de familias que existen en la ciudad; la concepción de viviendas que permitan la flexibilidad según las posibilidades económicas de sus propietarios para mejorarlas y expandirlas; la generación de espacios públicos de calidad, basados en el arte, la recreación y la cultura, y enmarcados en estrategias de creación de espacios públicos (placemaking); la provisión y accesibilidad de equipamientos colectivos de diversas índoles, como componente central para la superación de la pobreza urbana; el fortalecimiento de la economía a través de bienes ambientales y el ecoturismo, para que existan fuentes generadoras de empleo y alternativas de trabajo formal; la ampliación de la cobertura de servicios públicos, como acueductos, alcantarillado y gas domiciliario, y, muy importante, el mejoramiento en la conectividad y el acceso a internet, lo que contribuye al cierre de brechas sociales.

  • Uno de los indicadores es la educación. ¿Qué crees que puede aportar la educación virtual en el desarrollo de ciudades como Quibdó?

La educación virtual se vuelve indiscutiblemente un pilar muy importante en el desarrollo de ciudades como Quibdó. Hay que tener en cuenta que estos pequeños territorios cuentan con escuelas o colegios limitados, lo que genera que muchos niños —especialmente los que viven en zonas rurales— tengan que caminar diariamente alrededor de tres o cuatro horas para llegar a su lugar de estudio y tengan que exponerse a riesgos de diversas índoles. Ante este panorama, son muchos los niños y jóvenes que terminan por abandonar sus estudios.

Esto es una fuerte realidad de desigualdad social, y la educación virtual claramente puede llegar a ser es una herramienta clave a la hora de brindar acceso a la educación de manera igualitaria, fácil y sin ningún tipo de exclusión. Obviamente, esto debe ir ligado a políticas que brinden a las familias los equipos informáticos necesarios para su educación, y a una cobertura de internet que abarque todo el territorio nacional, ya que, con la pandemia que estamos viviendo, se han evidenciado los grandes retos que tiene el país en esta materia.

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