Antonia Linde: «No coincido con los que afirman que la pandemia ha derivado en un repunte de la violencia y de casos de desorden público»

15 noviembre, 2021
Antonia Linde UOC Fuente: Sociedad Española de Investigación Criminológica (SEIC)

Entrevista con la Dra. Antonia Linde, directora del Grado de Criminología en la Universitat Oberta de Catalunya, colaboradora en la Unidad de Investigación en Criminología de la Universidad de Lausana (Suiza) y miembro del grupo de investigación Sistema de Justicia Penal (VICRIM).

La Dra. Antonia Linde, una de las mayores expertas internacionales en tendencias de la criminalidad, área a la que lleva consagrados incontables estudios, proyectos y artículos, ha sido recientemente galardonada con el Premio a la Excelencia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lausana por su tesis “Crime trends in Western European countries: Short and long-term analyses, and explanations derived from opportunity-based theories”, volcado en dar respuesta a si Europa Occidental ha experimentado o no un aumento de los actos delictivos desde los años 90 hasta hoy. Este es uno de los temas de esta entrevista que pretende tomarle el pulso al grado de violencia actual en el Viejo Continente y en España, al tiempo que buscar posibles explicaciones y remedios.

¿Cuán atrás se remonta su interés en la criminología y qué la impulsa a su estudio?

Mi interés por la criminología se remonta a mi adolescencia cuando realicé voluntariado en la Cruz Roja, visitando en prisión a internos que no tenían contacto con familiares. Desde entonces, me fascinó los factores que confluían en la implicación en la delincuencia y qué podía explicar dicha implicación en la delincuencia. A partir de ese momento, me interesé por las teorías que pretendían dar explicación a este fenómeno. Durante un tiempo tuve la suerte de trabajar en primera línea en un centro de delincuencia juvenil, antes de dedicarme al mundo académico. El mundo académico me permite, además de enseñar la criminología, investigar, que es mi verdadera vocación.

Es especialista en tendencias de la criminalidad. ¿Podemos hablar de grandes corrientes a nivel mundial o cada país supone un caso particular?

Desde que las tasas generales de criminalidad comenzaron a caer en los Estados Unidos a mediados de la década de 1990, los criminólogos han estado debatiendo sobre las causas de esa disminución. El debate ha llegado recientemente a Europa y los investigadores se han concentrado en analizar las tendencias de diversos delitos en países concretos con el fin de determinar si en Europa se puede afirmar también un descenso general de la delincuencia. Precisamente, mi tesis doctoral pretendió cerrar esa brecha, analizando datos disponibles sobre una diversidad de delitos, en distintos países de Europa occidental durante las últimas dos décadas. Los resultados de los análisis de mi tesis muestran que no se puede afirmar un descenso generalizado de la delincuencia en Europa, como se había observado en Estados Unidos. Contrariamente, si bien se ha dado una caída en los delitos contra la propiedad y los homicidios desde mediados de la década de 1990, el resto de los delitos violentos, así como los delitos de drogas, han ido en aumento durante las últimas dos décadas. Aunque cada país presenta sus particularidades, el análisis comparativo muestra cierta coincidencia en estas tendencias en un total de 14 países de Europa occidental.

¿Qué métodos de análisis emplean para llegar a estas conclusiones?

Para explicar las tendencias de Europa occidental proponemos un modelo multifactorial que se inspira principalmente en teorías basadas en las oportunidades. El descenso de los delitos contra la propiedad a partir de los ’90 estaría relacionado con un refuerzo de las medidas policiales contra la delincuencia transnacional en las fronteras de la UE (hay que decir que hasta la caída del muro en Europa se había observado un aumento de la delincuencia, explicado por la explosión de los mercados negros procedentes de la Europa Oriental), una mejora de la situación socioeconómica en muchos países de Europa Central y Oriental, una mejora de las medidas de seguridad en los hogares (alarmas, puertas brindadas..) y un aumento sustancial de la seguridad privada (en los negocios, centros comerciales…)  en la mayoría de los países de Europa occidental.

La evolución de los delitos violentos, parece estar relacionada con cambios importantes en el estilo de vida de las generaciones europeas más jóvenes, relacionados con el desarrollo de Internet, que influyó en la distribución del tiempo libre de los jóvenes (permanecen más tiempo en los hogares y menos en la calle, lo que ha supuesto un aumento de la ciberdelincuencia, y un descenso de los homicidios).

¿Cuál sería la radiografía exprés en el caso de España?

Tenemos tasas de delincuencia relativamente bajas, en especial, en delitos graves como el homicidio o las lesiones graves. Los delitos contra la propiedad son los más comunes, como sucede en otros países. España es un país “pacífico”, en tanto en cuanto, no presenta problemas mayores en relación a factores que se relacionan con tasas altas de delincuencia (alto consumo de alcohol, niveles de violencia social, posesión de armas de fuego, etc. )

¿La violencia de género es mas acusada que en la mayor parte de Europa? 

El malentendido más llamativo, probablemente, tenga que ver con la violencia de género. Si atendemos a las cifras sobre, por ejemplo, homicidios de mujeres en manos de sus parejas, la tasa española está muy por debajo de otros países europeos, como, por ejemplo, Finlandia o Suiza. Es interesante utilizar las tasas de homicidios porque es más fiable que la tasa de, por ejemplo, denuncias por violencia doméstica, puesto que este indicador dependerá de la tendencia de la población a denunciar y no de los niveles reales de este tipo de comportamientos. En este sentido, el homicidio es el delito más fiable y que menos cifra negra presenta.

Se habla últimamente de cómo la pandemia ha derivado en un repunte de la violencia y de casos de desorden público, al tiempo que en una pérdida de autoridad por parte de las fuerzas de la ley. ¿Coincide con este diagnóstico?

No coincido con este diagnóstico. La pandemia ha supuesto un incremento de los delitos de contacto, que, en el caso del confinamiento, fueron los delitos en el entorno familiar (violencia doméstica, abuso y maltrato de menores y ancianos). También aumentaron los ciberdelitos, en especial las ciberestafas. PeroPor el contrario, disminuyeron los delitos de robo, hurto, homicidio, lesiones, etc.. En verdad, no podemos decir que haya aumentado la violencia. Los temas de desorden público responden a un estado puntual de los jóvenes de salir como respuesta al aislamiento y sentimiento de “pérdida de tiempo” que las restricciones derivadas de la situación pandémica, ha generado en ellos. De hecho, se calcula que el colectivo de 18 a 25 es el que más ha sufrido las consecuencias de la pandemia.

Si encabezara una comisión encargada de diseñar un plan de acción de cara a reducir notoriamente la delincuencia y la criminalidad en la próxima década, ¿cuáles serían sus líneas maestras?

Para reducir notoriamente la criminalidad no necesito una comisión sino una varita mágica. No existe, hasta el momento, ningún plan de acción que pueda reducir “notoriamente” la delincuencia en general, puesto que esta depende de diversos factores y es prácticamente imposible controlarlos todos al mismo tiempo. Además, cada fenómeno delictivo presenta sus particularidades, características y procesos propios, y es imposible una acción que sea aplicable con éxito a todos los delitos. Esta es la historia de las teorías criminológicas, que pueden dar explicaciones parciales, pero no globales.

En su ensayo Los ángeles que llevamos dentro, el neurólogo estadounidense Steven Pinker defendía la tesis que vivimos en los tiempos menos violentos de la historia de la Humanidad.

Sí, estoy de acuerdo. Estamos, probablemente, en el momento menos violento de la historia de la humanidad. Por un lado, porque el control y ejercicio de la violencia pasó a ser monopolio del Estado (dando fin al ojo por ojo, diente por diente) y por otro lado porque es posible que hayamos alcanzado un cierto grado de civilización. Aunque los comportamientos que algunas personas tienen en Internet pongan en tela de juicio esta idea.

¿Si tuviera que quedarse con una sola aspiración compartida por todos los docentes de la criminología, ¿cuál sería?

Que los estudiantes acaben la carrera entendiendo que la delincuencia no es unicausal y que, contrariamente, depende de diversos factores y de la confluencia de estos en el espacio y en el tiempo, y momento vital del individuo.

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Autor / Autora
Periodista literario
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